Compresas y salvaslips

Las mujeres modernas disponen de una amplia gama de productos de higiene para hacer frente a los “problemas mensuales”, pero en el pasado su vida no era tan fácil. Y si ahora pueden elegir entre tampones, copas menstruales, compresas y salvaslips que les ayudan a llevar una vida activa, antes tenían que aislarse de alguna manera y buscar soluciones entre las cosas que les rodeaban, desde trozos de tela hasta materiales naturales como las esponjas de mar. 

¿Cuándo aparecieron las primeras compresas y salvaslips?

A mediados del siglo XIX, el desarrollo de la industria impulsó la producción masiva de muchos productos higiénicos... excepto aquellos para la higiene femenina. Es que nadie sabía cómo venderlos, porque la fisiología de la mujer era un tema prohibido en la sociedad de aquel entonces.

El primer intento oficial de vender compresas y salvaslips se remonta a 1895: en uno de los grandes almacenes de Londres aparecieron las llamadas "toallas sanitarias" de la empresa alemana Hartmann. 

Un año después, Johnson & Johnson presentó al mercado estadounidense las toallas Lister nombradas en honor del cirujano británico Joseph Lister quien enseñó a los médicos de todo el mundo a esterilizar instrumentos. Pero el público objetivo no demostró mucho interés en el invento, tal vez porque sentía vergüenza por la menstruación.

El verdadero avance se produjo durante la Primera Guerra Mundial, cuando la empresa Kimberly-Clark comenzó a producir apósitos a base de pulpa de madera que era más barata que el algodón y tenía mejores propiedades higroscópicas. Cuando la guerra terminó, la demanda de apósitos se redujo drásticamente, y la empresa comenzó a buscar nuevos mercados. En concreto, descubrió que las enfermeras utilizaban sus productos con fines higiénicos y decidió reorientarse.

Las primeras toallas sanitarias desechables llamadas Cellunap fueron lanzadas por Kimberly-Clark en 1920, pero su comercialización resultó ser muy problemática: al comprar, las mujeres se avergonzaban mucho de pronunciar el nombre del producto y utilizaban sólo la última sílaba, “nap”. Así, el fabricante lo cambió a Kotex que se obtuvo al combinar las palabras "algodón" (cotton) y "textura". Con el tiempo, este nombre se convirtió en una especie de código secreto en las conversaciones de las mujeres. 

Compresas y salvaslips en nuestros días

Poco a poco, el tema de la menstruación dejó de ser prohibido, y en los años 70 y 80 las toallas higiénicas se mejoraron mucho: obtuvieron una capa inferior protectora y una superior "seca", y más tarde – alas de fijación. Hoy en día, las compresas y salvaslips varían en:

• forma: hay opciones universales flexibles y artículos para tangas, bragas brasileñas o braguitas regulares;
• longitud y tamaño: desde regulares hasta alargadas;
• grado de absorbencia: desde ultrafinas de uso diario, hasta variantes de noche;
• presencia de alas: los productos con alas se fijan de forma segura a las braguitas y protegen sus bordes de la suciedad, mientras que las toallas sin alas son ideales cuando se necesita ocultar su presencia;
• colores: hay artículos blancos y de colores;
• presencia o ausencia de perfume. 

En cuanto a la elección, los ginecólogos recomiendan optar por artículos sin perfumes ni colorantes, pero que tengan una capa superior suave con relieve y que se fabriquen en empaques individuales.

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