Gillette

Además de ser una de las más famosas marcas de máquinas de afeitar, Gillette es también un símbolo de productos desechables. Después de todo, es gracias a esta compañía, los consumidores se han acostumbrado gradualmente a los productos baratos que se pueden echar a la basura después de usarlos una sola vez. 

Hoy estamos rodeados de artículos desechables, desde platos hasta teléfonos móviles. Pero a principios del siglo XX, la idea del producto de un solo uso parecía absurda, excepto en relación con los fósforos.

¿Cómo apareció la marca?

Esta es una de las marcas que llevan los nombres de sus fundadores y de las que es imposible hablar sin mencionar unos datos biográficos. King Camp Gillette fue una persona extraordinaria y realmente lo merece. Nació en 1955 en un pequeño pueblo Fond du Lac, Wisconsin, en la familia del propietario de una ferretería e inventor. King heredó el talento familiar y más tarde, al trabajar como un viajante de comercio, inventaba muchas cosas, que, por desgracia, no tenían éxito. 

La idea de una máquina de afeitar desechable nació por accidente, cuando un día el inventor descubrió que su navaja de afeitar de nuevo requirió el afilamiento. Y allí es cuando, petrificado ante el espejo, claramente imaginó un nuevo accesorio de afeitado equipado con cuchillas reemplazables y baratas. 

De idea a la primera máquina Gillette

Pero realizar la idea que parecía tan simple resultó ser una tarea extremadamente difícil. El problema clave residía en las cuchillas reemplazables que deberían ser muy afiladas, pero bastante fuertes y delgadas. Esto requirió un acero especial y una tecnología de afilado nueva. Sólo seis años más tarde, en 1901, gracias a la tecnología inventada por el ingeniero William Nickerson, él logró hacer realidad su sueño y fundó American Safety Razor Company. 

Gillette: camino hacia la fama mundial

Los primeros años después del lanzamiento de nuevas máquinas de afeitar al mercado fueron difíciles, como no se vendían bien: en 1903 lograron vender solo 168 unidades. Pero muy pronto los consumidores entendieron las ventajas del producto nuevo:

• usarlo era más barato que ir a la peluquería;
• facilitaba y aceleraba sensiblemente el afeitado;
• era compacto y no ocupaba mucho espacio; 
• era más seguro de usar en comparación con una navaja.

Así que, en 1904, las ventas crecieron a 90.000 unidades y no dejaban de crecer durante muchos años. La compañía logró sobrevivir la muerte del fundador y la Gran Depresión y no detuvo el desarrollo. Hasta finales del siglo XX, Gillette había extendido su surtido a miles de productos de afeitado desechables. Y en 2005, fue comprada por Procter & Gamble por $57 mil millones de dólares.

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