Preservativos

Los historiadores creen que los antiguos representaron los primeros preservativos hace 12.000 años con un dibujo en la pared de la cueva de Combarelle. Desde hace siglos, se sabe que los anticonceptivos se fabricaban a base de la mucosa intestinal de los animales. El siglo XX supuso un gran avance: los artículos modernos no sólo son fiables, sino también cómodos y no disminuyen la sensación.

Actualmente existen muchas variedades de preservativos. Así, según el material de fabricación se dividen en poliuretano (muy grueso), látex (el más popular) y sin látex (innovador). Los que no contienen látex se sienten como ultrafinos y sin un olor específico. Los productos sin látex son adecuados para las personas alérgicas.

Los modelos lisos (clásicos) son los más comunes. Los productos contorneados también son populares: son finos, se ajustan bien y proporcionan una mayor sensibilidad. Los modelos estimulantes pueden ser con zarcillos, púas, costillas, granos. Los productos extra fuertes tienen una mayor densidad.

Preservativos: productos de los que no se puede prescindir

Estos artículos son una herramienta eficaz que protege contra las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no deseados. Por eso es tan importante su alta calidad. El principal parámetro al momento de la compra es el tamaño del producto. De esto dependen la comodidad y la seguridad de uso. Gama de tamaños estándar:

• S (chicos): 4,4-5,2 cm de ancho y hasta 17 cm de largo;
• M (medianos): hasta 5,6 cm de ancho y hasta 19 cm de largo;
• L (grandes): hasta 6,5 cm de ancho y hasta 22 cm de largo;
• XL (extra grandes): más de 6,5 cm de ancho y 19-23 cm de largo.

Los preservativos son un método anticonceptivo universal. Los prototipos de estos medios de protección aparecieron mucho antes de Cristo. Se conoce la historia de su uso en el antiguo Egipto, Japón y Roma. Se sabe con certeza que los egipcios utilizaban sacos de seda fina, cuero, vejigas secas de origen animal para la prevención de embarazos. 

Su historia desde los siglos pasados

Como los materiales usados eran gruesos, para el deslizamiento utilizaban aceites. Los romanos llevaban intestinos secos de animales en sus campañas para este fin, y los japoneses utilizaban cuero fino o una capa fina de la superficie interior de un caparazón de tortuga.

Las primeras referencias a los preservativos en la Europa moderna se encuentran en las pinturas rupestres del sur de Francia, que se remontan al siglo I de nuestra era. Se fabricaban con los mismos materiales: vejigas de pescado e intestinos secos de animales.

Su renacimiento en Europa se produjo a mediados del siglo XVI. La sífilis estaba muy extendida en muchas partes del mundo en aquella época, y la gente debía tomar precauciones. El médico italiano Gabriel Fallopius recomendaba el uso de sacos de lino especiales. Se impregnaban mucho con soluciones de hierbas y sales, y se utilizaba una trenza especial de color rosa para asegurarlas.

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