Jabones

Mucho antes de la aparición de los jabones a los que todos estamos acostumbrados hoy, la gente limpiaba el cuerpo y lavaba la ropa, utilizando los recursos que le prestaba la naturaleza. Algunos historiadores presumen que el primer jabón fue inventado por los antiguos sumerios alrededor del año 2500 a.C. Otros dicen que se originó en el Antiguo Egipto hace 6,000 años, como en el valle del río Nilo, se hallaron unos papiros con recetas de fabricación de jabón.

¿Por qué los jabones se llaman así?

Según la leyenda, la palabra latín "sapo" proviene del nombre de la montaña Sapo en la antigua Roma. Allí se realizaban sacrificios a los dioses, lo que condujo a que la grasa liberada durante la quema de animales sacrificados se acumulaba y se mezclaba con la ceniza del fuego. Cada vez que llovía, esta mezcla fluía hacia el río Tíber y los romanos notaron que la ropa se lavaba mejor con aquella “solución”. 

Hitos de la historia del jabón

Históricamente, la composición de los jabones era casi la misma en todas partes. La única diferencia residía en que en algunos estados se usaba grasa animal, mientras que en otras regiones los creaban a partir de aceites vegetales. Por ejemplo, en Castilla, se combinaba el aceite de oliva con las cenizas de algas para producir el conocido "jabón castellano".

Hasta 1424, todos los jabones eran líquidos y bastante caros. Todo cambió en 1790, cuando el químico francés Nicolas Leblanc descubrió la sosa que luego reemplazó a la potasa y permitió reducir los gastos de fabricación. Con esto y con todo, la fórmula moderna fue desarrollada sólo en 1808 por Michel-Eugène Chevreul. Y en cuanto a la producción industrial de dicho producto de higiene, se inició sólo a finales del siglo XIX.

pH y elección de jabones 

El pH del cutis humano es ligeramente ácido y varía entre 4.5 – 5.9 dependiendo del tipo. Es decir, en el caso de la piel seca es un poco más ácido (de 3 a 5.2), mientras que para la grasa es 5.7 – 7 en promedio. El pH del jabón también varía en función del tipo: desde 6 – 7 (líquido) hasta 9 – 11 (producto en pastilla). Esto significa que cualquier detergente aumenta el pH de la epidermis, y no sólo la limpia, sino que también afecta su capa superficial protectora. Y esto es lo que debes tener en cuenta al elegir un producto para tí y tu familia:

• para las personas con la piel seca se recomienda usar productos de higiene con componentes hidratantes y nutritivos siempre que sea posible;
• la piel grasa y problemática se puede lavar con soluciones antibacterianas que ayudan a evitar la proliferación de los microorganismos y así la aparición de acné y otras erupciones cutáneas;
• las personas con la piel sensible deberían probar fórmulas con glicerina que hidratan y suavizan. 

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